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1ro de Diciembre 2010 05:30 PM por boyd
En el Día de San Valentín de 1993, yo estaba cruzando el estacionamiento de camino a mi Servicio del domingo en el Centro de Enseñanza de Glastonbury del Norte en Montana, cuando mi pie resbaló en un poco de hielo oculto. Mi cuerpo se torció hacia un lado mientras caía pesadamente sobre mi cadera izquierda. Yo sabía que estaba en problemas cuando escuché un estallido fuerte cuando toque el suelo. No fui capaz de mover mi pierna lesionada, me mostré agradecida cuando un amigo apareció unos minutos más tarde y me ayudó a ponerme de pie y a subirme al carro para que me pudiera ir a mi casa. Como no tenía seguro médico me resistí a ser llevada al hospital hasta cuando el dolor se había vuelto intolerable esa noche.
Me llevaron al hospital local en Livingston a 25 millas de distancia, tenían que tomarme radiografías y luego irme a una cama durante la noche con mi pierna en tracción. Al día siguiente fui trasladada al Hospital de Bozeman Deaconess en otra ciudad en la que fui operada a las 5:30 PM esa tarde, treinta horas después del accidente. La bola del fémur izquierdo se había separado de par en par. Esta fue removida y reemplazada por una bola de acero (que por desgracia resultó ser una molestia, ya que dispara todas las alarmas cada vez que paso por la seguridad de los aeropuertos y luego soy detenida para efectuar las inspecciones).
Dos días después, el cirujano me hizo una visita junto a la cama. Después de los preliminares iniciales me dijo que tenía una mala noticia. De acuerdo con las radiografías tomadas en el primer hospital, mi muslo derecho estaba lleno de cáncer hasta el punto que tendría que amputarme la pierna derecha. Encontré difícil de creer porque no tenía ningún síntoma ni problema con mi muslo derecho, sugirió que se me hicieran una nueva serie de radiografías. Para su disgusto los nuevos rayos X mostraron una pierna perfectamente sana. Es evidente que una sombra fue lanzada sobre el muslo derecho en los primeros rayos X que causaron este diagnóstico equivocado. Aunque el médico se sintió avergonzado y con cara roja por su error, me sentí aliviada en extremo.
Antes de que me dieran de alta del hospital, realizaron a mi habitación del hospital una visita el personal de la oficina de contabilidad. Al no contar con seguro médico para cubrir los gastos, se me dieron la opción de pagar cincuenta dólares al mes como abono mínimo para cancelar lo adeudado al hospital. Yo tenía un ingreso fijo de $ 1.200 por mes de los cuales yo daba el diezmo del 10% que ascendía a $ 120 - 9% a la iglesia y el 1% para la Enseñanza del Centro. Yo tenía una casa y un coche que mantener por lo que no me quedaba mucho para los extras cada mes, pero sentí que podía pagar esos $50 al mes y así abonaría a la deuda que tenía con el hospital.
Había entrado en el hospital un lunes en la tarde y fue notificada el jueves en la mañana que podía regresar a mi casa. Yo había estado allí durante 3 días completos. Afortunadamente yo tenía un amigo en la comunidad que se ofreció a quedarse conmigo hasta que yo fuera capaz de funcionar una vez más por mi cuenta. Tres semanas más tarde, fui capaz de liberarlo de sus servicios con mi más profunda gratitud y una modesta gratificación.
Mientras tanto, las cuentas empezaron a llegar y yo entre en un estado de shock. Solo la factura del hospital llegó a más de doce mil dólares y otros $ 6-8,000 para los médicos, las dos ambulancias y otros gastos médicos, una carta del hospital llegó una semana más tarde para notificarme que después de un período de tres meses tendría que pagar un recargo del 10% de interés sobre el saldo. El interés sobre el saldo de más de doce mil dólares era dos veces más que el acuerdo sobre el pago mensual de $ 50. Con esta clase de deuda, sin recursos adicionales, sería cada vez mayor en lugar de disminuir. Todo lo que podía hacer en este momento era poner todo el lío en manos de Dios y dejar que él lo resolviera.
Algunas personas consideran que la solución más práctica es la de utilizar el dinero del diezmo de $ 120 al mes para pagar la factura del hospital. Pero consideré que el dinero del diezmo era una inversión que se pagaría por sí misma. Para mí es un compromiso sagrado que está en primer lugar por encima de las demás deudas y creo en las promesas de Dios. Ha trabajado para mí en el pasado y yo estaba segura que también funcionaría para mí en el presente. Fui contactada por la Sede de la Iglesia para ver si podía recibir una señora de Inglaterra que necesitaba un lugar para permanecer durante dos meses. Yo estaba encantada de alquilar una habitación a la dama, ya que me daría casi $ 500 que podía utilizarlos para pagar parte de mi deudas con el hospital. Ella era una persona muy interesante que había estudiado astrología y la cábala ampliamente.
Ella hizo sus lecturas sobre las posibilidades de que recibiera dinero del seguro para cubrir mis gastos médicos, así como la posibilidad de vender mi participación del 50% de una casa en California que compartía con mi ex marido. De acuerdo con sus lecturas podría obtener una pequeña cantidad de seguro el año siguiente, pero no vendería la casa de California en absoluto. No era un pronóstico muy alentador. Tampoco fue muy precisa la lectura que dio, pareció confirmarme cuando fue contactada por un agente de seguros independiente que representaba la empresa que vendía al Centro de Enseñanza su póliza de seguro. El hombre era muy agresivo en su trato. Me informó que la póliza no tenía cobertura médica, así que no estaría recibiendo dinero de la compañía de seguros. Y aún más, con su actitud me mostraba con solo mirarme que no confiaba en lo que yo le decía creyendo que yo estaba mintiendo. Según él iba a perder hasta la camisa. Apenas pude esperar para que este agente saliera por la puerta rápidamente. Ni que decir, el Centro de Enseñanza ya no hace negocios con esta compañía de seguros particular.
Después de que la señora Inglesa dejara mi casa me pidió la sede de la Iglesia recibiera a dos profesores del Estado de Michigan que estaban haciendo un estudio sobre la iglesia, que más tarde publicarían un libro sobre sus investigaciones. Eran señores interesantes y me gustaba mucho su compañía. También aprecie los $ 600 dólares adicionales que recibí como pago por la renta de la habitación y también los use para pagar mi deuda con el hospital, poco a poco fui disminuyendo la deuda médica. Se me pidió entonces asumir la tarea de asignación de espacios de alquiler con los residentes de Glastonbury para los congresistas estatales que asisten a las conferencias trimestrales. Recibí una exención de cuotas de la conferencia por este servicio que fue otra asistencia para mi situación financiera. También alquile habitaciones para los estudiantes que asistían a la Universidad del Faro de la Cima y a las conferencias, también me trajo dinero adicional que me ayudaron de igual forma a pagar mi deuda.
Una verdadera bonanza se produjo cuando a finales del verano se me notificó que había habido tres compañías de seguros, desconocidas para mí, trabajaban en la ubicación de las personas con accidentes como el sufrido por mí y dos de ellos tenían cobertura médica para mi caso. Yo iba a recibir en el correo los cheques por $ 5,000 cada uno, un total de $ 10.000. Este fue un gran milagro e hizo un hueco enorme en mi deuda total. Tuve un contratiempo en el otoño, cuando la transmisión de mi automóvil tuvo que ser reconstruida y también tuve que reemplazar todos mis neumáticos, todo esto ascendió a más de $ 1.000. Luego, en octubre tuve que reunir el dinero para viajar a California, cuando mi padre de 93 años falleció. En noviembre recibí la mejor noticia de todas, cuando se me informó que la casa de California fue vendida por fin después de estar en el mercado durante cuatro años. Recibí un cheque el 10 de enero de 1994, fecha de la mega conjunción anunciada de Capricornio, la mitad de lo que me correspondería ascendió a $ 119.000. Después de impuestos, el diezmo del 10% y el pago de la deuda con el hospital me quedo una suma libre de toda deuda y con una ganancia de capital de $ 75.000 dólares en el banco. Esta gran victoria se logro al cabo de sólo once meses. ¿Quién habría pensado cuando empezó todo que iba a terminar con una nota tan alta. No lo hice yo! Todas las alabanzas para Dios!
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