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8 de Abril, 2011 5:30 PM por Steve Miller
Me gustaría relatar una experiencia que me sucedió hace muchos años, como un testimonio del poder de nuestros queridos maestros ascendidos en la transferencia de grandes bendiciones de la luz para nosotros y nuestros campos áuricos cuando damos de nosotros mismos al servicio de su causa. Esta es una historia del gran logro de nuestra querida Buda Madre Clare de Lis, que sin duda es un gran maestro y amante del alma de los que desean caminar con Dios.
La Iglesia Universal y Triunfante era propietaria de un pedazo de la propiedad en el Valle del Paraíso, en Montana, llamado el Corazón del Retiro Interno donde se celebraban las conferencias de verano. Esta propiedad es un hermoso valle alpino rodeado de hermosas montañas y limitando con el parque nacional de Yellowstone. El valle esta atravesado por una corriente de agua que viene de la montaña. En un lado del valle había un camino que conducia al corazón del retiro interno a lo largo de la cual existía un lugar público para acampar. En el lado opuesto del valle hay algunas montañas, una de las cuales es conocida cariñosamente como "la montaña de Maitreya".
Un verano decidí acampar en el ese campamento público mientras trabajabamos en el Corazón del Retiro Interno preparando la conferencia de verano. Con frecuencia yo era la única alma respetuosa que pasaba la noche en la gran soledad y la tranquilidad de ese casi celestial lugar.
Una noche, mientras mi cuerpo yacía en el sueño, me desperté y me encuentre caminando en mi cuerpo más sutil desde el campamento a través del valle hacia la zona de la montaña de Maitreya. Al llegar a la base de la montaña me di cuenta que yo era conducido hacia lo que parecía ser una abertura de una cueva, de la cual salían cintas de resplandeciente luz que brillaban intensamente. Al acercarme a la entrada, mire detenidamente en su interior y descubrir un óvalo en forma de cueva natural, de unos 25 pies de diámetro en su parte más ancha, con techos de 15 pies de alto
Para mi sorpresa, en el otro extremo de la cueva habia un hermoso altar, y de pie delante de el, de espaldas a mí estaba nuestra amada ¡Guru Ma! Dándose cuenta de mi presencia allí, lentamente se volvió hacia mí con una hermosa sonrisa y se movió acercandose a mí. Como yo tambien me acerqué me di cuenta que llevaba un hermoso un hermoso vestido de resplandeciente de belleza que se componía de lo que parecía ser millones de chispeantes puntos de luz de oro y de la más pura luz blanca.
Cuando llegué a un punto cerca del altar, ella me transmitió la idea que podía tocar el borde de la prenda si así lo desea. Extendí mi mano y en el momento en que hice contacto con los pliegues de su brillante ropa exterior, mi mente inmediatamente se amplió a dimensiones cósmicas. Yo estaba embelesado en un estado de juerga divina y sentí la sensación de la omnipresencia total, la omnisciencia, la completa armonía y felicidad. Yo experimente estar en todas partes en la mente de Dios en ese momento sagrado. Estaré eternamente agradecido por el regalo de esa experiencia.
Después de un tiempo me encontré de nuevo en la cueva frente a ella y ella sonrió y volvió a su altar. Camine de regreso al campamento, donde pronto me desperté como nuevo en mi cuerpo físico. Muchas veces he contemplado esta experiencia que estoy seguro se llevó a cabo en muchos niveles del ser, como una bendición de madre que me permitió la expansión de mi aura a dimensiones cósmicas. Esto fue un regalo de la experiencia de un estado búdico de conciencia por lo cual estoy eternamente agradecido. Creo que esta experiencia fue un presagio de las grandes enseñanzas que estamos recibiendo ahora respecto a la presencia solar y el desarrollo de las virtudes solares dentro de nuestra aura a través de las enseñanzas de los amados Maestros Omraam y el Morya que está dando la Universidad Meru y las Enseñanzas del Centro de Corazones.
Steve Miller
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