30 de Mayo 2011 04:36 AM por Boyd Badten Creo que cualquier persona puede tomar ciertas medidas y la experiencia de este samadhi "mezcla con el ONE" es uno de ellas. Lo que he encontrado para ser la ruta más corta es subirse al tren de la meditación por sí mismo a través de su práctica regular: 1. Estar quieto (en silencio, en paz) 2. Inofensivo 3. Entrega La quietud es necesaria porque cualquier "ocupacion", la no quietud de pensamiento, de movimiento de las partes físicas o emocionales de nosotros es la antítesis de la expansión de la conciencia áurica, evitandonos incluir porciones cada vez mayores del UNO. Cuando estamos realmente quietos es posible contemplar la brillante luz de la llama trina hasta el punto que empieza a arde, en un brillo similar al del Sol, depurando nuestros motivos, pensamientos y deseos y permitiendo el inicio de la expansión del aura. Inofensivo es el estado de "no hay agenda personal" para cualquier otra parte de la vida. Cuando surgimos como el Sol emanando, "que brilla sobre los justos e injustos" simplemente porque nos agrada hacerlo, podemos estar en un estado donde la conciencia que habitamos es una experiencia compartida por muchos, muchas otras corrientes de vida no incluirán nuestros propios conceptos humanos negativo debido a nuestro estado de conciencia en ese momento, ampliando grandemente nuestra aura. Rendirnos a nuestro Ser Superior conscientemente, minuto a minuto, una y otra vez durante meses y años, y ver y aceptar la instalación de ese brillante, más grande, de nuestro Ser Superior en nuestro ser y entregar todo nuestro tiempo, nuestro libre albedrío de tal manera que la mónada divina crea un estado en el que la conciencia exterior puede participar en los pensamientos y experiencias de los tres cuerpor superiores, los tres cuerpos espirituales. A partir de ahí, es simplemente una cuestión de reconocimiento de la unidad (UNO) de las expresiones individuales de la llama de Dios – puesta la atención en los números cada vez mayores de estas expresiones (las personas, la vida, la materia) de la llama de Dios, expandiendo el aura por el sentimiento de la unidad del UNO el cual es uno mismo y lo mezcla en este mar de conciencia por un acto de voluntad. Es un sentimiento profundo y la visión de la unidad sin fragmentar cuando estás en ella. Es cuestión de practicarla y la elección personal de decidir a qué cantidad de vida puede incluir en esta experiencia. Al principio para mí, naturalmente, fue seguir mi tendencia humana a "pensar en pequeño" y me limite a un puñado de personas, a la vida silvestre y a las situaciones en mi vecindad. Más tarde se hizo evidente que la expansión de esta acción podia incluir una ciudad, un estado, un continente, un planeta o muchos planetas fue un simple acto de dejar de dudar y quedarse con la meditación el tiempo suficiente para que mi conciencia áurica se ampliara hasta incluir porciones mucho mayor de la vida.
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